sábado, 4 de abril de 2009

Mal rollo


Cada noche, antes de ir a dormir, veo Arucitys. Es un programa muy divertido donde analizan las miserias de la televisión con ironía y humor. Es mi ventana a la televisión patria (¿para qué la TDT si no hay nada que ver y la tele es ya una pantalla de cine casero?). Y me pasmo con lo que emiten, pero sobretodo, me pasmo con una tendencia creciente en los programas tipo reality show. Para conseguir sus dos minutos de fama (quince son demasiados), abundan los tipos y tipas (hoy me inspira la Aído) que buscan fomentar el odio de muchos, que es una forma muy extraña de buscar la admiración de otros tantos.
Ahí están Maria Antonia Iglesias en la Noria, Rafa Méndez en Fama a Bailar, Risto Mejide en OT, María Patiño en DEC, Belén Esteban en el PAR, los invitados al Diario, a Ven a cenar conmigo, las pijas que buscan las pijas de los granjeros, el Rafa poligonero de Mujeres y Hombres, la presentadora de El Juego de tu Vida hurgando en las miserias ajenas, la Pepi Güiza encabronada, Jiménez Losantos crispando a todo el mundo, el Josep Cunit creyéndose lo que no es... la lista sería infinita. Cada vez hay más cabrones en la televisión.
Pero es que ser bueno no vende. No vale una mierda en la televisión, y muy poco en la vida. En un mundo de ciegos, como postuló H.G. Wells en uno de sus mejores cuentos, ver es ser la víctima. Recuerdo lo que le dice el jefe del clan de traficantes a Edward Norton pocas horas antes de que éste vaya a la cárcel en la mejor película de Spike Lee (La última noche): "Busca a alguien sin amigos, y pégale una paliza de muerte. Hazte respetar".
Y sin embargo, yo creo que la bondad humana es la virtud por excelencia. Todos estos rifirraferos, más tarde o temprano, reciben de su propia medicina, la más mortal de todas: el olvido. El público gladiatorial lo mismo te ensalza que te hunde, si ganas primero y pierdes después. Y al final, todos pierden. En palabras de un pequeño sabio que jamás se mete en peleas ni discusiones con nadie, y al que quiero más que a mi vida, "son todos unos delincuentes".

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