sábado, 27 de diciembre de 2008
War is not over
Bienvenidos al siglo XXI, que empezó mal, sigue peor, y sólo Dios sabe cómo acabará. En unas fechas que debieran ser apacibles, coincidiendo casualmente con la muerte de Samuel Huntington, Israel acomete una ofensiva contra Palestina que ha dejado mudo al mundo entero. Las opiniones en caliente, fáciles, lloverán en chaparrón, especialmente en los medios digitales.
Llevo unos meses reflexionando intensamente sobre el fenómeno del antisemitismo, a raíz de varias lecturas y visionados de material sobre el tema. Una de esas lecturas es el comic Jüdenhass, de Dave Sim, que me estremece íntimamente. El visionado más o menos consecutivo del largo documental Shoah, y las duras películas Munich y La Pasión de Cristo, han reavivado mi interés por el detestable fenómeno del odio al judío, que es casi atemporal por antiguo.
Siempre he tenido opiniones de cierta firmeza sobre asuntos de esta índole, y no seré yo el que le dé la razón a alguien tan perversamente inteligente como Robert Fisk. Pero recuerdo dolorosamente bien el célebre apretón de manos entre Yitzhak Rabin y Yasser Arafat ante los complacidos ojos de Bill Clinton, en 1993. Nunca estuvo el conflicto entre palestinos e israelíes más cerca de una solución, pero lo cierto es que no se alcanzó. Ahora esas dos personas que se dieron la mano en tiempos más amigables están muertas, y sobre sus cadáveres se está construyendo un cementerio mayor.
Es obvio que los líderes de ambos bandos, a día de hoy, están muy lejos de la altura que requieren las circunstancias. Pero de Hamás podemos esperar hasta cierto punto que nunca lo esté. Lo difícil de entender es que el primer ministro de un país democrático y moderno se empeñe con todas sus fuerzas en dar la razón a todos los que desean la aniquilación de Israel como nación. Esa torpeza vil por parte de Ehud Olmert no puede sino traer mayores disgustos en el futuro.
Debiera Israel escuchar a sus propios profetas, véase Isaías 33,1 "Cuando acabes de devastar, serás devastado, cuando acabes de saquear serás saqueado". Malos augurios me entraron al saber de la tensión en Belén el mismo día de la Natividad, o de que el bloqueo palestino no iba a aflojarse, ni en sus más mínimos, en estas fechas tan simbólicas. La excusa de que "ellos atacaron primero" me parece pobre y carente de significado dada la descomunal desproporción de la respuesta.
No es difícil imaginar que, como suele suceder en estos casos, hay mucho más de lo que aparece en este asunto, y por tanto, como ya dije, las opiniones ardientes deberían ceder paso a las voces calmadas y sabias. Tarea difícil por cierto, en este siglo (o "milenio negro", parafraseando a Ballard) que tantos desastres está trayendo con sus vientos cambiantes.
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