lunes, 6 de julio de 2009
Mercadotecnia
Esperaba con ansia la entrevista a Olivier Wolff, vicepresidente de Warner Home Video en Europa, por parte de una conocida web sobre el mercado del DVD. No es para menos, porque sus palabras no tienen desperdicio alguno. Me limitaré a señalar las cosas que más me han llamado la atención. Para empezar, este francés bien comido afirma sin rubor que las descargas digitales de películas no desbancarán al soporte físico en unos 15 años. Más quisieras tú, profeta, aunque insistas en lo del ansia coleccionista. Fíjense en unas palabras que fluyen de su boca como el agua de una fuente: las ventas, que para él lo justifican todo. Por pocas ventas no sacamos más temporadas de Babylon 5, y The Wire (que todo Cristo se baja por Internet) hasta el 2010 no continuamos. Las ventas impiden que en la pobre España se traigan clásicos que están en Estados Unidos, que se editen los Looney Tunes como Dios manda, que se subtitulen comentarios. No hay mercado, dice el señor Wolff. Y yo le digo: no había mercado para los teléfonos móviles, los mercados se crean, señor mío, eso lo sabe usted pero es un cínico redomado que busca el beneficio fácil. ¿Para qué subtitular comentarios, si la gente es tonta y va a comprar las películas igual, y lo malo es que tiene razón?
Este tío es capaz de justificar que algunas películas de Hitchcock vengan sin subtítulos en español. Es que es difícil, dice sin rubor. Para él, un DVD sin subtítulos es una edición que no está "en condiciones absolutamente perfectas". No señor, eso es una cochambre que si la regalas es para que te la tiren en tus mofletes. Lo de los audiocomentarios es de traca y pandereta: no los subtitulan porque quien tiene interés ya sabe el inglés suficiente. No sabía yo que cualquiera mínimamente interesado en el cine (como él, un gran amante del séptimo arte, pongan risas enlatadas), tenga que saber inglés oral a nivel fluido. Una deducción tan impresionante que ni miss Marple sería capaz.
Eso sí, vamos a sacar Blu-rays a mansalva. Pero no de películas modernas, eso ya viene de recibo. ¡De las antiguas! O sea, que se van a ver en el pantallón de plasma como no las vieron en el cine nuestros abuelos. Eso me suena a lo que hace Disney con algunos de sus títulos, que le cambian los colores para que sean más modernos. La palabra mercado (para él, el cine es eso, un mercado de estafadores) es sagrada para el afrancesado, y los costes y las ventas. Pero es tan generoso que regala películas, como él dice, y luego no se lo agradecen. Pobrecito, que va a llorar y todo, con lo que se entrega al público ingrato que lo ha hecho rico, gordo y medio imbécil. Lo que tendría que hacer una empresa como Warner es dimitir a este mamarracho, pero como venden igual, se queda. Hasta que a la gente se le inflen las bolsas escrotales, claro. Cosa que en tiempos de crisis, es más que probable.
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