jueves, 13 de mayo de 2010

Los eternos olvidados


Es porque no entiendo mucho de economía, esa ciencia social tan perversa, que puedo escribir esto con la rabia y la urgencia que necesito. Se nos infla la cabeza con la crisis económica, que ahora está en boca de todos en este país de benditos merced a una mala y cutre reducción del déficit público. Pero yo no vengo aquí a hablar de actualidad, sino de hechos. Y es un buen momento para echar la vista atrás.
La pregunta que yo me hago, antes que nada es ¿dónde estaba todo ese dinero que los Gobiernos han prestado a los bancos, o a otros Gobiernos igual de incapaces? Hagamos balance: Estados Unidos hizo un plan de 513.000 millones de euros, y el conjunto de la Unión Europea rescató a sus entidades financieras a un coste de 1,73 billones de euros. Es inútil concebir esas cifras en la cabeza: no se puede, simplemente. Estoy hablando de nuestro dinero.
Ahora resulta que Grecia, España y otros están poniendo en un brete a la zona euro, y el Ecofin ha aprobado un plan adicional de 700.000 millones de euros para salvar nuestro bienestar. Bueno. Mientras tanto, en África, mil millones de personas siguen muriéndose de hambre. Había dinero para darles mil millones de euros a cada uno de ellos. Me parece increíble. Es terrible que nuestros gobernantes, teniendo tanta solvencia para limpiarse el culo, la ocultaran cuando las cosas iban bien y éramos los reyes del fango.
Incluso el optimista documentado Bjorn Lömborg no descuida el terrible dato de África. Se nos llena la boca con las dos guerras mundiales europeas. En la segunda guerra del Congo, unos 4 millones de personas fallecieron de la manera más atroz por el control de ciertos recursos, entre ellos el coltán, parte integrante de los circuitos de las consolas con las que se divierten nuestros niños y sus infantiles padres. Es sólo un triste ejemplo.
No me vale con la rabia de los actores, que no tienen ni idea de nada, de los cantantes y su puñetera solidaridad. Vosotros, artistas, disteis apoyo a políticos que tienen más cara que espalda. Ey, señor Bruce Springsteen, pídele cuentas a Obama. Ey, Sabina, pídele cuentas a tu amo y señor. ¿A qué estamos esperando? Nuestros gobiernos abusan de un mundo que se pudre de asco, mientras niños que valen oro se mueren de enfermedades fácilmente curables.

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