jueves, 13 de agosto de 2009

No estás solo


Ciudadano, este es un momento único en tu vida. Una oportunidad se abre ante ti, en tu mano está aprovecharla o dejarla pasar. Hasta ahora se te ha permitido la desidia, la pereza y el desinterés por lo que te estaba sucediendo. A partir de ahora, se te juzgará por ello, porque tú mismo serás el juez más severo. Ciudadano, escúchame bien, grábate estas palabras en tus oídos y no las olvides nunca: eres un hombre libre. Y a partir de ahora tendrás que luchar duramente por ello.
Amigo, yo sé bien que las dificultades son grandes, que estás rodeado por un montón de gente que está enferma. No hay virus más terrible que el de la apatía, ni bacteria más contagiosa que la del cinismo. Huye de los apáticos y los cínicos como huirías de los portadores de la muerte, pues no es vida lo que traen estos enfermos de espíritu. No te conformes con leer y meditar: muchos hay que lo hacen y están condenados. Más vale una acción que diez sabias reflexiones, ciudadano libre. Pero como yo no soy hombre de acción, te daré unas pocas motivaciones.
Tú sabes bien lo que es correcto y lo que no, la diferencia entre lo malo y lo bueno. Que nadie te convenza de lo contrario. Y ese nadie abarca a todo el mundo si es necesario. Cuando el mundo aplaudía a César, Catón se clavaba una daga en Útica, y por ello se le recuerda. Los poderosos no pueden decirte lo que has de hacer ni lo que has de pensar. La sociedad de la que formas parte no puede impedirte decir en voz alta lo que piensas. Si tus amigos son contrarios a tu libertad, líbrate de ellos. Nadie puede elegir tu vida por ti, ni los que más te quieren, pues sólo tú sabes lo que te conviene.
Si tu familia, pues, trata de imponerte un modo de vida, corta los lazos y suelta amarras. Que eso se puede hacer sin embarcarse mar adentro, uno puede hacerlo, simplemente, permaneciendo en su sitio. Ciudadano, te lo digo, no estás solo. No esperes que alguien te llame, o que la turba emprenda la acción para seguirla. No necesitas de una invitación para defenderte, lo puedes hacer por ti mismo. Porque nadie está solo en el mundo. ¿Sabes tú cuanta gente ha derramado su sangre para que hayamos llegado a donde estamos? No vamos a perderlo ahora, no seas cobarde ni timorato. No te desanimes, que un solo grito de libertad siempre es oído. Y el valor tiene la virtud de inspirar a los más apocados a actos que ellos mismos no sueñan.
Habla claro al mundo, en tu lengua común, ciudadano y amigo, porque no estás solo. Yo oigo tu voz, no estás en el desierto, te sorprenderás cuando veas que la fuerza de la mayoría no es tan grande como crees si te enfrentas a ella. Deja ya los poemas y las canciones que hablan de héroes, que te enaltecen el corazón y te duermen el alma. Sé tú mismo un héroe, alza tu brazo contra la injusticia, aplasta a la serpiente con gesto decidido, ten el ánimo dispuesto para jugártelo todo, o todo estará perdido. Tu vida vale poco y están contados sus días, así que no los malgastes en tu comodidad de esclavo. No estás solo, porque eres un hombre. Y si eres un hombre, hora es ya de que lo demuestres.

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