lunes, 8 de noviembre de 2010

Lecciones de vida


Ahora eres muy pequeño, hijo mío. Pero sé que me entiendes, porque no te subestimo. Lo primero de todo, observa bien a todos los que te rodean, a tus amigos y compañeros. En la medida de lo posible, haz las cosas más parecidas a las que ellos hacen. No tengas comportamientos extraños, no llames la atención, no pases fácilmente de la alegría a la pena, sé constante y templado. Estás destinado a vivir con ellos el resto de tu vida, así que aprende a estar con ellos.
Cuida tu cuerpo y tu aspecto. No comas demasiado, no te dejes ni abandones, ten una buena higiene, haz ejercicio desde ya. Incluso ahora, te juzgan por tu aspecto, y cuando seas mayor, aún te juzgarán más por ello. No me pidas ropa cara, que un buen cuerpo se viste fácilmente. No seas extravagante, mantén la seguridad en ti mismo, y que los ojos de los demás sean para ti como un espejo. No seas vanidoso, pero tampoco demasiado modesto. Has de estar siempre visible, pero de un modo agradable.
No es tan difícil distinguir entre las personas. Sé que ahora te sorprenderás, pequeñín, pero busca siempre la compañía de los que tienen más dinero. De poco sirve el ingenio a quien no tiene dónde caerse muerto. De poco sirve la sabiduría a quien no puede viajar. Los ricos te abrirán las puertas al mundo, y te permitirán conocer más gente. No te preocupes por nada: yo nunca te hubiera tenido si no hubiera sido rico, así que no pasarás vergüenza entre ellos.
Nunca digas lo que pienses, porque es lo que menos importa. Si estás seguro de algo, no lo estarás más por decirlo en voz alta, y si no lo estás, mejor será que estés callado. Tu charla ha de ser amena, pero guarda las cosas profundas para tu almohada, que a nadie le gusta que le aburran. Por lo demás, valora lo que otros dicen, pero sólo ten en cuenta lo que te sea útil. No anuncies a tus amigos tus intenciones, ni seas demasiado sincero.
Mira, hijo, las cosas más importantes de nuestra vida se deciden en los momentos más inesperados. Cuando seas mayor, te gustarán las chicas. Elige siempre a las más guapas, porque son las más seguras y simpáticas. Si puede ser, elígelas también ricas, porque mal va una pareja donde uno tiene más que otro. No seas amigo de tu futura novia. Es más, no seas demasiado amigo de nadie. Mejor es conocer a mucha gente que conocer demasiado a cuatro gatos, recuerda siempre esto que te digo.
En lo demás, te dejo elegir. Lo que importa no es lo que se aprende, sino dónde se aprende. No sé si te gusta la música, la química, o la arquitectura. Cuando sepas lo que quieres, lánzate a por ello, me da igual lo que escojas. Porque puedes bien creerme, hijo, que si sigues las anteriores lecciones que te he dado, será muy difícil que no alcances el éxito en cualquier cosa que te propongas. Otros habrá que te digan que aprendas lo que está en los libros, que seas honrado, y muchas tonterías semejantes. No les prestes nunca tu atención, porque están muy equivocados.

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